Un desalmado patólogo forense del equipo de Kolari Vision pertrechado con guantes azules ha arremetido sin piedad contra una Nikon Z9 con el avieso propósito de ver que había en sus tripitas.
Descubiertas las entrañas la cosa ha perdido todo su interés y ha dejado al paciente despanzurrado sobre la mesa de operaciones.
Yo recomiendo vivamente que no hagáis lo mismo con la vuestra, al mismo tiempo que prometo por lo más sagrado y juro por lo más mundano que hasta que el Sr.Canon no me haga una EOS-R5 Mark II con las mismas prestaciones que la Z9 no pienso ponerle un ultimátum a mi vecino de arriba.