Solo si habéis tenido la suerte de encargar por Amazón un “iceberg” personal parra poder salir a la calle con él adosado, podréis disfrutar de alguna de estas exposiciones. En caso contrario moriréis abrasados por la cruel intemperie y la única incógnita por resolver es si resistiréis solo segundos o incluso un par de minutos.
Observación astuta: ¿os habéis fijado que en las horas de más calor no hay ni moscas? ¿Dónde se esconderán.