Nuestro californiano favorito, sin duda envuelto en un traje ignifugo con iceberg incorporado, acaba de publicar su larguísimo análisis de la Canon R7, quizás la cámara que haya hecho reconciliarse a algún canonista con su santo patrón. No, yo soy incorruptible y mi odio sigue intacto.
Seguramente no os aportará nada nuevo, pero al menos incluye la secuencia del hogar a todos los ISO’s, y tan como comentaba hace unos días Guillermo Luijk parece que sus imágenes tienen hoy un color menos radioactivo del habitual. ¿Será un síndrome de Estocolmo colorimétrico?
Si queréis sumergirros en un carísimo paisaje desértico y palmeríl, razón aquí.