Si no tenéis ni la más mínima duda podéis pasar de largo e iros a entretener viendo cualquier edición de un telediario.
Pero si aún os queda un resquicio de esbozo de borrador de lo que puede llegar a ser un atisbo de duda, es menester que miréis atentamente todo lo que sigue, y así, como quien no quiere la cosa, cambiaréis de grupo y podréis gozar en plenitud como televidentes telediarios. Creedme, yo no miento casi nunca.