En plena mitad del acueducto festivo que nos proporcionan celebraciones tan dispares como la Inmaculada Constitución y la Virginal Concepción, es el momento más inoportuno para hacer una pregunta así que sin duda merecería un sesudo debate televisivo en horario de máxima audiencia, pero es lo que hay, pues la excusa para preguntarlo ha salido hoy y de aquí:
Mi aportación a tan interesante debate va a ser muy pobre, pero es tan verdad como la vida misma, al menos para mí.
- Desde que empecé en digital no he vuelto a disparar un carrete: mi equipo SLR lo vendí (mal hecho, ya lo sé, pero ya no tiene remedio) y mi equipo Hassel se murió solito disuelto por sus propios jugos (como bien sabéis: Ftc 5-10-2018)
- No me veo volviendo a tomar fotos con carrete y lo único que añoro de vez en cuando es la otra liturgia, solo aplicable al blanco y negro, en las interminables horas encerrado en el lavabo de casa oliendo a vinagre y haciendo pases mágicos bajo la luz de la ampliadora.
- En la toma, yo aplico en digital la misma liturgia que aplicaba en analógico. La única diferencia es que veo el resultado de forma instantánea y puedo corregir y repetir. Modestamente creo que el mundo digital me ha hecho mejor fotógrafo, aunque también es verdad que ha coincidido con mi etapa de prejubilación y jubilación, y el disponer de mucho más tiempo seguro que también ha influido.
Y ya está. Si os apetece dar vuestra opinión yo pongo mesa, mantel, y hasta algunas cervecitas.
La historia de terror de hace 4 años:
Así ha acabado mi equipo Hassel clásico: relatos de terror – historias para no dormir