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Si, al final el temor de los galos se hará realidad: el cielo caerá sobre nuestras cabezas.

Nuestra impronta, si señor.

Y hasta aquí puedo, quiero y me atrevo a leer.

El lado optimista del asunto es que antes de que eso ocurra eclipsaremos al sol y acabaremos con el calentamiento global. No hay mal que por bien no venga.

adolfo

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