Cuando en mi más tierna infancia mi padre puso en mis manos una Rolleicord (la Rolleiflex barata) y un fotómetro de selenio de esos que no necesitaban pilas, me sentí la persona más orgullosa del mundo y fui feliz.
Cuando muchísimos años después un ya talludito cascarrabias como yo me enteré de cómo era y funcionaba el histograma tuve una hemorragia de alegría y pensé entusiasmado que aquello era el descubrimiento más grande en la medición de la exposición desde que se inventó el fotómetro de selenio y fui feliz.
Cuando en estos días, un jovenzuelo cualquiera armado de un telefonillo de última generación IA, por supuesto, llegue a descubrir que hay una cosa que se llama histograma, se la traerá al pairo y él o ella seguirán haciendo excelentes fotografías con solo pulsar un botón que ni siquiera es botón sino un icono en una coloreada pantalla. Yo entonces seré muy mayor y tendré el certero sentimiento de algo que se va para siempre.
Bueno, pues todas esas fases han tenido un principio, y ese principio, el Big-Bang de la exposición, o si no exactamente el Big-Bang, si la fase de inflación de ese universo temprano, es la que nos explica hoy nuestro querido profe en un artículo de esos que a los nostálgicos nos crean afición.
- Blog de Valentín Sama (que Dios nos guarde muchos años)
Excelente artículo, como es de esperar del «mestre» Valentín. La Topcon que más recuerdo es la Super Dm con el winder montado, un objeto de deseo en los lejanos tiempos de los 70’s, babeando en el Sonimag con las Yashica, Fujica, Pentax, Konica, Minolta…alguna de estas las tengo de colección, con especial predilección a la Miranda Sensorex II, una cámara que me sigue pareciendo preciosa.
Y que perfectamente ilustrado el artículo, respira trabajo.
Espectacular artículo.
Excelente artículo, como ya nos tiene acostumbrados el maestro Valentín Sama desde que publicaba en el 82 0 83 en Foto P. ( nuestra «internete» de hoy ).
Me trae buenos recuerdos cuando iba a Zuiza ( tengo familiares allí desde 1960 ).
Recuerdo que la primera reflex que compré era una cámara que se llamaba Topcon, se denominaba RE200 con un 55mm f/1.7, la compré por su bajo precio y para ir soltándome con las reflex, antes tenía y conservo activa una Yashica Link 14 E que sigue siendo la repanocha, y por lo que pude ver el cuerpo no me transmitía seguridad ninguna, por ejemplo, la rueda de velocidades no tenía firmeza ni aplomo ninguno cosa que me echaba para atrás, la palanca de arrastre, tenía holgura a mi parecer demasiada, por lo demás y obviando que no tenía motor de arrastre, ni pantalla de enfoque por imagen dividida, solo micro prismas ( era muy básica y construcción endeble a mi parecer), por el contrario tenía un RE Topcor 55m f/1.7 que rezumaba definición por un tubo, compré un 28mm y un tele corto 135mm que por entonces era la «santisima Trinidad «.
Sobre la cámara he dicho las impresiones que me dió, sobre la óptica, pues decir que le daba tortas hasta en el carnet de identidad al 50mm f/1.8 Canon que tenía un amigo montado en una FTb, y que después ya le traje yo de allí una Canon AT1. Era una óptica aguda como pocas había visto en reflex.
Al poco tiempo ya salíó la RE300, y a no tardar mucho ya se escuchaba que iban a descontinuar la marca, la bayoneta era Exacta última versión. Entre eso, y que de casualidad vi otra cámara que estaba renombrada como «Carena», siendo idéntica en todo, hasta en el precio, me pregunté enseguida quien demonios era el que estaría fabricando mi Topcon, a día de hoy no lo se, quizá sería Cosina pero no estoy seguro, miré guiándome por la bayoneta y me salió otro modelo de la marca Exata y visto lo visto sobre su desaparición inminente en el mercado, tiré por Konica con la Autorreflex T3N y la T4 hasta la FT1 Motor con una buena plantilla de ópticas Hexanon, las cuales conservo y uso con carrete y digital ( Sony A6000),
Al final me tuve que agarrar a Nikon marca de la que conservo cuerpos y ópticas muy buenas también,
Ahí continué en el terreno digital, previo paso por Olimpus Em 1 de 5 mpx, por Canon con su modelo Eos 20 D ( Nikon entonces no tenía todavía nada serio en el mercado como para trabajar en condiciones, pero esto ya es otra historia.
Gracias, Ramón, Carlos, y NIKOL2011 por vuestras amables palabras. Y a Adolfo por darles espacio. Sí que es cierto que esta clase de artículo lleva bastante trabajo, pero es agradable, acabar rodeado de libros de referencia (que no siempre encuentro a la primera e mi caos personal) y contar lo que me parece muy interesante: las historias humanas que hay detrás de cada avance pionero en nuestra cacharrería.
Creo que Topcon fabricaba la mayoría de sus productos, pero, tal como dice nuestro refranero: «Nunca digas este cura no es mi Padre».
En cuanto a las fotos de producto, aunque mi «estudio» actual mide poco más de 1,5 metros cuadrados, procuro que se note mi pasado como fotógrafo profesional y como «profe» de fotografía en BBAA.
Un día me voy a tener que hacer un retrato vestido de torero por lo de «maestro» ;-P
En resumen: se agradecen los comentarios, pues aportan ánimo. No ya porque sean positivos –que no tendrían por qué necesariamente ser positivos– sino porque dan fe de que los artículos se leen con interés.
Saludos cordiales