Por la presente puedo prometer y prometo que cuando los fabricantes telefonilleros recuperen el sentido común y rebajen 1.000 € el precio de sus diabólicas criaturas yo me levantaré del taburete y consideraré el esbozo de un borrador de lo que podría llegar a ser una declaración de intenciones de valorar el comprar uno de ellos.
Y sin más temas que tratar, aquí se disuelve el artículo, no sin antes poneros las pruebas del delito.
Con la boca pequeña, en presencia de mi abogado, alejado del juez Marchena, y de absoluto incognito os diré que las fotos que hace este telefonillo son una verdadera maravilla. Ojo, si me pillan lo negaré todo al modo Francisco Camps o Jorge Fernández Díaz.
Verbigracia: Cambridge Circus WC2 Harry Potter