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Érase una vez tres fotógrafos que vivían en un estudio: uno era pequeño, otro mediano, y otro grande: Thom Hogan hace sus pinitos en el mundo de los cuentos.

Hubo una vez que yo bebía los vientos por estas cosas, pero eso ya pasó. Fue hace muchos años.

Mi ideal es una cámara con cuerpo “normal” ni extra grande ni extra pequeña, y sin empuñadura vertical. Me encantan (porque estoy acostumbrado) los cuerpos de mis EOS 5D Mark II y 5D Mark IV. Pues eso, algo así.

¿Y en las tripas qué? Pues un sensor de FF de 48 Mpixels 3:2 (8432 x 5621) que permitiera a un paisajista como yo hacer recortes 16:9 de 40 Mpixels (8432 x 4743), obturación electrónica integral sin ruido ni rolling shutter, rango dinámico de 16 EV, dual ISO, enfoque certero que no es necesario que siga a una mosca, ah, y no necesito para nada que grabe video. Hala, ya lo he dicho.

Nota con lagrimita: me veo a mi mismo hace muchos años jadeando por mis queridas montañas acarreando una bolsa con una Hassel 501C y tres objetivos. Ahora lo pienso y no me lo creo.

adolfo

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