He puesto el titular como si supiera de qué estoy hablando. No es así, no entiendo nada, pero estas cosas me emocionan y si no sonara mal me atrevería a decir que todo el dinero que se invierta en ello está bien invertido.
Es verdad, pero no toda la verdad: hay otras muchas cosas mucho más terrenales que merecen una atención económica urgente y que esta sociedad resultado de 14 mil millones de años de evolución no es capaz de darle.
Aún así hay dos máquinas que en los últimos tiempos han merecido toda mi atención y respeto: una es el LHC en constante evolución y la otra es el telescopio James Webb a un millón de kilómetros de nosotros. Una investiga lo más pequeño y la otra lo más grande, y ambos artilugios han sido creados por la misma especie que ha creado los políticos, los banqueros y la Bolsa, que cosas, ¿verdad?