Bueno, quizás me he dejado llevar un poco por un entusiasmo rebozado de pavor, pero todo sea por la audiencia que tanto quiero y tanto me quiere.
Digamos que esta breve nota no pretende ser más que un desahogo neuronal que muestra que la evolución tecnológica ha cogido ya una velocidad hiperlumínica que lo único que producirá es que dejará el camino lleno de cadáveres. Bueno, también podría pasar que los cadáveres seamos solo los mayores, y en ese caso igual no está tan mal, ¿no.
Vosotros decidís.