La habilidad de nuestro chicarrón del norte para buscar y encontrar patrocinadores que le subvencionen sus viajes a lo largo y ancho de este mundo es ilimitada, por no decir infinita.
¿Podríamos decir que Iker, entre otras muchas cosas, es un “buscavidas”? Pues si, lo podríamos decir, pero no seré yo quien lo diga no vaya a ser que se me enfade.
Bien, sea como sea y dicho lo cual, esta es la crónica “no fotográfica” de un “vasco acatalanao” por las calles de Tokio armado con una cámara de hace 20 años.