Esa es la vuelta de tuerca que propongo yo a este proyecto: nada de un par de modelos trasnochados, no, la última cámara que haya salido y mientras más cara mejor. ¿Os imagináis una Nikon Z9, una Sony A1, o una Fuji GFX 100S enmarcadas? ¿No sería el colmo de la elegancia? Ahora mismo se lo propongo a Tamara Falcó para el salón de su casa y para que se lo cuente a sus amigas en sus reuniones para tomar el té.