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Eficiencia frente a autenticidad: el difícil equilibrio de la edición IA con la visión artística

Huy, huy, huy ……….

¿Dónde están los límites?, ¿hay límites?: es un estupendo tema para debatir, pero me vais a permitir que yo me ausente para hacer pipí, es que soy prostático, ¿sabéis?, y además no me siento preparado para asistir y menos para moderar una tertulia de este tipo.

Lo dicho, yo os convoco, pero me las piro. No os cortéis, venga.

adolfo

Un comentario

  1. Estaba jugando con Photoshop Beta e intenté retocar una fotografía que descargué de internet para probar. Lo primero es que la generación de imagen por IA solo entiende si le escribes en inglés; esto no pasaba con DALL-E que es lo suficientemente inteligente como para traducir de distintas lenguas. Lo siguiente es que no permite hacer ciertas cosas porque violan los términos de uso. Ya tiene coña la cosa. Faltaba una piernecita en la foto de una niña y pedí que pusiera una pierna y que coño puedo entender para decir que violaba los términos de uso. Tras un rato conseguí lo que quería y quedo perfecto, un resultado que tardaría horas en hacer a mano. Pero veo que hay que buscarle las vueltas y hacer distintos intentos sin tener un resultado previo, es decir, que tienes que esperar a que el resultado aparezca para ver si sirve o no sirve. En el caso de PS te ofrece tres resultados a elegir, muchos son muy malos, uno puede ser muy bueno. Ay un componente críptico en el proceso, lo que escribes, lo que se genera, las restricciones… todavía no es predecible, la IA no entiende nuestros deseos porque ni nos conoce ni conoce nuestras necesidades precisas, tiene, por decirlo así, personalidad propia.

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