WANTED: dead or alive $1.000.000
Vamos a imaginar que me hago amigo íntimo de Roger Cicala, el Amo y Señor del imperio más grande en el negocio de alquiler de cacharrería de nuestro mundillo.
- Sabemos, no hace falta imaginar, que Roger tiene tropecientas unidades de cada objetivo que alquila.
- Supongamos que con mis artes mágicas me hago tan amigo de él que me deja pasarme unas cuantas noches en vela jugando con su maquinita Imatest. Naturalmente a hacer las pruebas iríamos mi amigo Germán y yo, alquilaríamos el velero de Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg y nos daríamos un paseo no contaminante a las Américas, y allí, aunque sea a base de hamburguesas y CocaCola, nos sacrificaríamos el tiempo que hiciera falta.
- Supongamos que cogemos un saco de cada uno de los objetivos que nos interesan y los vamos clasificando entre correcto, mejor, bueno, buenísimo, soberbio, excepcional, celestial.
- Supongamos que hecha la selección, separamos los celestiales y los montamos en las maquinitas de nuestros sueños.
- Supongamos que finalmente acabamos con un surtido de maquinitas buenas y objetivos pata negra seleccionados y que se entienden a la perfección con ellas.
¿Cuál es la única conclusión posible? Pues que por fin seríamos felices.
Big, big, big, big Mac
Bien, pues todo este delirio utópico transoceánico se hunde como vulgar cuento de la lechera ya en el primer paso. Mi nivel de inglés no es de nativo, ni de dominador, ni razonable, ni de principiante, ni siquiera de dominado, es de apabullado, apaleado e inútil y seguramente me moriría de hambre antes de que me entendieran en un McDonalds comprando una BigMac con patatas fritas y una CocaCola gigante. Esa es mi desgracia, bueno, al menos una de ellas.
Nota tonta por innecesaria: naturalmente los primeros objetivos analizados serían todos los 24-70 que hubiera por allí, hasta en el más oculto de los rincones rincones.
