Una de las fases más divertidas de mi vida profesional fue cuando en mi más tierna juventud y recién salido de la escuela de ingenieros me pasé un montón de tiempo trabajando con un Rockwell AIM 65. Hasta tal punto me gustó el asunto que me compré uno para casa y hacía cosas para mi. Era una verdadera delicia grabar los programas en un “cassete” y que además la cosa funcionara. Estoy hablando de 1.978, o sea el Cretácico, el último segmento de la era Mesozoica. Jo, que tiempos aquellos.
Culturilla cretácica: el AIM 65 llevaba el procesador de 8 bits Rockwell 6500 a 1 Mhz y era una maravilla programarlo.