Ideas que han ido cruzando mi segunda neurona en los dos segundos que he tardado en escribir el titular.
- El mercado telefonillero es un mercado maduro y saturado
- La inflación real, la del Mercadona, no ayuda precisamente
- El crecimiento continuo es imposible
- Salvo accidente los telefonillos duran más de un año
Conclusión:
Como todo lo anterior presenta un escenario inasumible para los fabricantes es primordial que se junten todos en una isla deshabitada para consensuar una obsolescencia programada que a los 365 días de vida del telefonillo haga que este se desintegre en sus átomos integrantes. Fabricantes contentos por asegurar sus ventas y cliente contento por estar siempre a la última. Es claramente un Win-Win.