– la simpática criatura –
Vamos a ver, voy a intentar ser tan claro, conciso, sincero y empático como un polícito de los cuatro grandes en campaña electoral.
Queridos amigos fotógrafos que hayáis superado con nota un cursillo de Hugo Rodriguez en gestión de color y calibración, especialmente en impresión, y estéis dispuestos a gastaros ingentes cantidades de dineritos en hipermegadepósitos de tinta y en papeles Hahnemühle de la más altísima calidad, es decir: sueldominimistas y pensionistas abstenerse y no molestar, seguro que vais a disfrutar como un político mintiendo como lo que es al saborear de cabo a rabo este completísimo publirreportaje en forma de análisis que publica hoy el único ser viviente que queda en la otrora grande Luminous Landscape.
Y en este solemne momento voy a pronunciar un más solemne aún juramento que va a ser doble:
- Juro por las cabezas cortadas de todos los mangantes que aparecen en las listas electorales del próximo domingo que por razones obvias apuntadas anteriormente yo no soy “cliente objetivo” para esta fabulosa impresora.
- Juro por las cabezas cortadas de los mismos los mangantes anteriores que en el momento que haga una foto que merezca ser impresa, enmarcada y colgada en el pasillo de casa a modo de improvisada galería, me iré a EGM en la c/Prats de Molló 20, con un TIFF de 8 bits, tal como me ha aconsejado siempre Hugo, y les pediré que me la impriman en la mejor calidad posible.
Palabra de honor. He dicho.
Por cierto:
- ¿Tenéis experiencia en impresión casera?
- ¿Sale bien la cosa?
- ¿Es una ruina?
- ¿Vale la pena?
Estoy pensando en fotos razonablemente grandes, pero no enormes, más o menos con un máximo de 40 cm de ancho, para poder hacer fotos de 40×50, o 40 x lo que sea.
La pregunta es:
¿Cuánto vas a imprimir?
Solo cuando sepas eso, podrás calcular si te compensa o no.
Por lo que cuentas, te puedo hacer una recomendación basada en mi experiencia personal, esto no quiere decir que no haya otras opciones.
Actualmente uso para imprimir hasta A2+ una Epson SureColor SC-P900, es una impresora con tecnología y las mismas tintas que utilizan los plotter de más alta calidad, fine art/Giclée.
A partir de aquí, si obtienes buenos resultados, solo dependerá de ti.
Por supuesto, control de imagen, aviso de gama, perfil de color, tipo de papel, perfil del papel instalado en la impresora, configuración de la impresora, etc, nada que no se pueda hacer, pero hay que ser metódicos si se quiere resultados de fine art.
Una de las desventajas de tener impresora en casa es que, o se usa o las boquillas de tinta se secan, sobre todo en verano con el calor.
En este sentido, basta hacer un mantenimiento mínimo que consiste en imprimir en todos los colores por lo menos cada 15 días, esto es fácil, haciendo una limpieza programada de inyectores e impresión de patrón, desde la configuración de la misma impresora.
En cuanto a las tintas, más grande es la impresora y más grandes son los cartuchos, por lo tanto son más caros, pero proporcionalmente son muchísimo más baratos que los domésticos, así que en este sentido merece la pena, eso sí, cuando compras la primera vez todos los cartuchos para tenerlos de reserva, impresiona un poco el precio, pero luego duran mucho y el coste no es tan elevado.
Desde mi punto de vista, si vas a imprimir, de manera más o menos constante, sí que merece la pena, si vas a imprimir solo 20 , 30 o 40 fotos de tu archivo, entonces merece la pena que vayas al laboratorio.