Restaurante hotel de Karlos Arguiñano Zarautz.
Uno, que ya va teniendo sus añitos, escojo como cámara para viajes la Sony RX100 VII: es pequeña, ligera y pienso que suficientemente capaz para traerte no unas obras de arte pero si unos buenos recuerdos.
Eso es lo que pasó en el viaje que mi mujer y yo hicimos para conocer Euskadi en primavera del 2019 (si, para vergüenza nuestra no lo conocíamos). Me llevé mi Sony RX100 IV, disparé unas 3.000 fotos (todas en RAW + JPG), las revelé todas y me quedé con unas 1.500. El resultado fue aceptable y lo único que me defraudó es que el objetivo a 70mm baja en rendimiento una barbaridad, pero en angular es excelente.
La RX100 VII, con un universal 24-200, y con habilidades enfocatorias modernas, se me antoja la cámara ideal para viajar ligero y tranquilo. Ahora mismo la cambiaría por la mía, pero mi insolvencia financiera me lo impide.
Tal como dice este índice, del minuto 27 a 37 de esta peliculita, nuestro querido dúo dinámico de Calgary comenta apasionadamente sus preferencias, pero como no he tenido paciencia de entenderlos me he quedado a dos velas.
Discussion Topics this Week:
00:00 – Intro
04:54 – Nikon is fixing your broken Z8 lugs for free
08:07 – TTArtisan with the perfect example of soap bubble bokeh
12:38 – The Olympus Tough TG-6 is no more, is a new TG series camera on the way?
18:40 – Camera sales are bouncing back
22:58 – What have we been up to?
27:10 – Chris and Jordan’s favorite travel camera gear
37:11 – Tech support
48:48 – Never read the comments
Nota “explicatoria”:
En la foto ilustrativa, que está hecha con telefonillo por mi mujer, aparezco junto a la estatua de Karlos Arguiñano en su restaurante/hotel en Zarautz. Llevo en la mano un enorme colador que me prestó su hijo de la cocina porque todo gourmet que se precie sabe que es la herramienta casi imprescindible que se necesita para ligar un pil-pil de tres mil pares de narices. Es un homenaje al maestro que me lo enseñó.
Y este fue el exquisito menú degustación con el que celebramos el aniversario mirando a la playa desde su restaurante. Estaba muy bueno y su precio haría enrojecer de vergüenza a cualquier celébrity de portada del HOLA o Vanotatis, por ejemplo. Andó, con txacolí y todo, sobre los 100€ cada uno.
Este fue nuestro menú degustación en casa de Karlos Arguiñano.
