El artículo de Valentín es como siempre muy interesante pero a mi me va a servir de excusa para ampliar la focal y mirarlo de forma un poco más general.
Ya no hablo de estabilidad, sino de existencia: lo efímero del formato es directamente proporcional a la velocidad de su evolución.
- A raíz de la muerte de mis padres llegamos a encontrar ordenado sus cosas fotos familiares en blanco y negro que rozaban los 100 años, y ahí están.
- Tengo perdiendo color en un armario unas 10.000 diapositivas desde los años 70 hasta el 2000, pero ahí están.
- Los archivos digitales los llegué a tener en copias de DVD. Ya no. Ahora los tengo en discos duros magnéticos y por triplicado. Dudo que ninguno de ellos llegue a los 100 años, y si llega, los sistemas operativos de entonces ya no sabrán leerlos.
Moraleja:
- O nos pasamos la vida cambiando de formato o lo perderemos todo. Lo que yo te diga.
Algunos Ciba tengo todavía en alguna pared y me da que cambia el color de la pared antes que el de las copias. !Larga vida al Cibacrome, y larga vida al blanco y negro!