Este es un ensayo poético que podría haber firmado el mismísmo Thom Hogan si hubiera sido Leicaiano. Lo ha escrito un tal Trevor Anderson que si se declara Leicaiano y ha sufrido (o disfrutado) de la transición peliculera a sensorial.
Confesiones:
- Confieso humildemente que mi transición de película a digital fue bastante más suave pues pasó de una EOS Canon 5 a una EOS 400D y después a una 5D Mark II y 5D Mark IV.
- La configuración de esas maquinitas no me supuso ningún dolor de cabeza importante.
- El uso de estas maquinitas se me ha hecho cómodo y natural después de un muy coto periodo de aprendizaje.
- Confieso humildemente que la configuración de mi compacta viajera Sony RX 100 IV me costó tres días de sufrimiento y desespero, me exigió leerme hasta la última coma el desorganizadísimo manual de usuario, y la esquizofrénica navegación por miles de menús imposibles de entender.
- Confieso humildemente que manejándola me equivoco constantemente de botones y cambiar cualquier parámetro me supone un esfuerzo mental que me deja agotado hasta el punto que he perdido algunas fotos por ello.
- Y confieso más humildemente aún que me encantaría escribir un ensayo metafísico que se titulara: Las tribulaciones de un Canonista DSLR en su transición a mirrorless.
¿Lo conseguiré algún día?
Entre tanto:
Transitioning from Film to Digital as a Leica M Photographer
Film prices have been on the rise, it’s no secret. For some, the prices they are reaching can still be seen as justifiable. But for many others, it isn’t always that simple.
Transición de la película a lo digital como fotógrafo de Leica M
Los precios de las películas han ido subiendo, no es ningún secreto. Para algunos, los precios que están alcanzando todavía pueden considerarse justificables. Pero para muchos otros, no siempre es tan sencillo.