Los argumentos son muy fáciles de rebatir.
¿Gasta agua? Si yo cojo agua del rio, enfrío lo que sea y devuelvo el agua al rio, ¿gasto agua?
¿Cuanto gastan en aire acondicionado todas las sucursales bancarias juntas? Un montón, seguro.
El Bitcoin permite trasmitir dinero de un sujeto a otro, sin que medie la voluntad de un tercero, no tiene festivos, no cierra a las 5 de la tarde, es totalmente transparente, cualquiera puede consultar el libro de cuentas y ver el contenido de la billetera de origen y la de destino, y las últimas transacciones. Pídele eso a un banco.
Y lo más importante: Su algoritmo lo hace finito. No pueden crearse bitcoins de la nada, 21 millones, con 8 decimales después de la coma, por supuesto. ¿Os imagináis que el Banco Central no pudiese imprimir más billetes? Un Euro siempre valdría un Euro.
(Se llama Euro, pero los Euros del 2000, eran mucho más euros que los de ahora. Vete al super con 10€).
En cierta manera, se parece al oro. El oro no puede fotocopiarse. O lo tienes, o no. Hace falta energía para extraerlo. Y maquinaria. Y tiempo.
Por eso, los políticos quitaron el «patrón oro». No era fotocopiable.
Quizás el Bitcoin sea sólo una moda pasajera. Pero lo que importa de él, es la tecnología que hay detrás.
La fenomenal idea de la cadena de bloques. Cada bitcoin es como un fichero ZIP, con cosas dentro y una CheckSum al final. Y el siguiente, agarra la CheckSum anterior y la incorpora. No se puede modificar una coma de nada escrito sin que sea detectado. Por eso se llama cadena.
La idea de los «mineros». Es como si cada uno de nosotros pudiera ser una sucursal bancaria privada. Yo valido una transacción de tarjeta, yo me quedo la comisión. ¡Genial!
Es como la idea del internet, ¿quién se acuerda de Terra.com?, pero la tecnología permanece y se amplia. Que ningún político pueda depreciar una moneda me parece buena idea.
(perdón por el tocho que me ha salido…)
Pues también es cierto…
Adolfo citó a Forges. Yo voy a citar al otro gran maestro: “It’s very difficult todo esto”
Los argumentos son muy fáciles de rebatir.
¿Gasta agua? Si yo cojo agua del rio, enfrío lo que sea y devuelvo el agua al rio, ¿gasto agua?
¿Cuanto gastan en aire acondicionado todas las sucursales bancarias juntas? Un montón, seguro.
El Bitcoin permite trasmitir dinero de un sujeto a otro, sin que medie la voluntad de un tercero, no tiene festivos, no cierra a las 5 de la tarde, es totalmente transparente, cualquiera puede consultar el libro de cuentas y ver el contenido de la billetera de origen y la de destino, y las últimas transacciones. Pídele eso a un banco.
Y lo más importante: Su algoritmo lo hace finito. No pueden crearse bitcoins de la nada, 21 millones, con 8 decimales después de la coma, por supuesto. ¿Os imagináis que el Banco Central no pudiese imprimir más billetes? Un Euro siempre valdría un Euro.
(Se llama Euro, pero los Euros del 2000, eran mucho más euros que los de ahora. Vete al super con 10€).
En cierta manera, se parece al oro. El oro no puede fotocopiarse. O lo tienes, o no. Hace falta energía para extraerlo. Y maquinaria. Y tiempo.
Por eso, los políticos quitaron el «patrón oro». No era fotocopiable.
Quizás el Bitcoin sea sólo una moda pasajera. Pero lo que importa de él, es la tecnología que hay detrás.
La fenomenal idea de la cadena de bloques. Cada bitcoin es como un fichero ZIP, con cosas dentro y una CheckSum al final. Y el siguiente, agarra la CheckSum anterior y la incorpora. No se puede modificar una coma de nada escrito sin que sea detectado. Por eso se llama cadena.
La idea de los «mineros». Es como si cada uno de nosotros pudiera ser una sucursal bancaria privada. Yo valido una transacción de tarjeta, yo me quedo la comisión. ¡Genial!
Es como la idea del internet, ¿quién se acuerda de Terra.com?, pero la tecnología permanece y se amplia. Que ningún político pueda depreciar una moneda me parece buena idea.
(perdón por el tocho que me ha salido…)
Pues también es cierto…
Adolfo citó a Forges. Yo voy a citar al otro gran maestro: “It’s very difficult todo esto”