Como cada año mi mujer y yo vimos de pe a pa el concierto de año nuevo que cada año inaugura el año en la Gran Sala Dorada del Wiener Musikverein. Este año era la 84ª edición y dirigía la Orquesta Filarmónica de Viena el alemán Christian Thielemann.
Fue un programa diferente dedicado en buena parte a Anton Bruckner en el bicentenario de su nacimiento. Estuvo muy bien, porque fue variado y distinto. Naturalmente hubo valses y polkas, como siempre.
¿Y por qué os cuento yo esto ahora?
Pues simplemente porque Christian Thielemann es un director que no conozco demasiado y que realmente logró emocionarme.
Si os gusta la música clásica (no hay obligación) y sabéis apreciar las exquisitas sutilezas que un buen director es capaz de sacar de una orquesta extraordinaria seguro que sabréis apreciar el lirismo y la emoción que imprimió el bueno de Christian al archiconocido Danubio Azul que es siempre la penúltima obra del concierto.
Yo creo que nunca había visto y oído una interpretación así. De extraordinaria para arriba.
Si no lo visteis en directo, vale la pena escuchar con atención el concierto estero.
El vals se inicia en 2h:08m:30s
Muchas gracias por el enlace.
Me lo perdí. Y lo llevaba como un rum-rum molesto. Como iniciar un viaje sin revisar la presión de los neumáticos.
Benditos tiempos modernos.