
Un poco locos si que estamos, si.
A las tres líneas me he hecho un lio tal colosal con los nombres que mi segunda neurona ha quedado más enrollada que la pata de un romano.
Dicho lo cual me encanta que la tecnología evolucione a un ritmo tan endiablado, al menos en el mundo del hardware, pero no puedo evitar preguntarme dos cosas.
¿Será eso la excusa perfecta para que los fabricantes de software pongan cada vez más dificultades en que sus nuevas actualizaciones sean incompatibles con hardwares antiguos, y no hay más que mirar a Windows 11?
¿Qué pasará cuando los ingenieros de Intel que saben de estas cosas, que deben ser tres o cuatro en el mundo, cojan la cepa Omega de COVID simultáneamente?
Ambas las resolveré cuando pueda dedicarme a meditar profundamente sobre ello, pero antes deberé deshacer los nudos de mi segunda neurona.