Yo soy un admirador absoluto de Ansel Adams y también un imitador frustrado. Conozco este libro, pero lo conozco por unas circunstancias un poco especiales y penosas.
Ya os he contado que en los últimos tiempos lo pasamos muy mal con la salud de mis suegros. Después de unos meses muy duros ella murió el día de Navidad y él el día de año nuevo. Estuvieron 70 años juntos y solo 7 días separados.
En el tanatorio de Sancho Dávila les debimos dar caer bien porque nos adjudicaros una de las dos salas VIP que tienen. La sala era más grande que mi piso y tenía mesitas, sofás, cafetera, refrescos y bollería.
En una de las mesitas estaba este libro. Era la versión con tapa dura, y en castellano, pero era la misma. A mi me vino como anillo al dedo para aislarme un poco del entorno y me lo miré de arriba abajo. Efectivamente eran 400 fotos de Ansel, las más conocidas y otras no tanto.
La impresión no era mala, pero tampoco era buena. La fotos eran pequeñas, mates y como si tuvieran un ligero velo por encima. No era una impresión de primera categoría, pero como un resumen o un compendio estaba muy bien.
Para los dos velatorios nos concedieron la misma sala, pero yo solo fui al segundo, el de él. En el primero, el de ella, me quedé con el abuelo en la residencia donde estaba ingresado para hacerle compañía. El resto de la familia fue al velatorio y al funeral. Yo ya digo que solo fui al segundo, pero allí estuvimos toda una tarde entera, y me dio tiempo de sobra para ojearlo varias veces y convencerme una vez más que el que vale, vale, y el que no a escribir chorradas en un Blog. Estuve tentado de “distraerlo”, pero al final me dio corte y allí lo dejé.
¿Vale la pena el librote? Si, claro que si. Aunque la impresión no es la mejor el contenido no tiene precio.
Supongo que a estas alturas ya lo habrá adjudicado, pero podéis probar suerte. Yo no tengo Instagram ni nada parecido, así que ni lo voy a intentar. No se hacer nada con las Redes.
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Después de contaros esto me he acordado que ya os hablé de le justo el primer día del año, el del funeral de mi suegro.