Desde que ayer sobre las seis de la tarde apareció por la tele el «nostro president» anunciando elecciones catalanas para el 12 de mayo y a los pocos segundos apareció Puigdemont anunciando que le haría mucha ilusión ser recibido en La Jonquera como Cleopatra en Egipto y asistir gloriosamente a la sesión de investidura, mi mujer y yo entramos en una especie de catarsis que durará dos meses durante los cuales, en un ejercicio de responsabilidad e introspección, deberemos decidir a quién votar en ese mes florido y hermoso.
Durante ese tiempo nuestra capacidad de proceso se verá seriamente afectada y solo estarán activas las funciones vitales, y el resto se dedicará al proceso de reflexión. Fotochismes será la última prioridad e inevitablemente le saldrán telarañas.
La pregunta es: ¿tendréis la entereza y la paciencia suficiente para esperarme a la vuelta?
Espero que si. Si Fotochismes desapareciera por falta de audiencia el mundo seguiría su curso, pero yo me moriría de pena.
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