Pues eso, me encanta que un gurú supernikonista no tenga pelos en la lengua a la hora de meter el dedo en el ojo del Sr.Nikon.
En realidad me gustaría que hubiera un supergurú supercanonista que le metiera el dedo en el ojo al Sr.Canon. Me gustaría que ese dedo midiera un palmo y que acabara en una uña bien afilada. Es que yo soy muy malo, ¿sabéis? Por cierto, lo de «si se lo merece» aquí es superfluo y obvio. Se lo merece, seguro.