Cualquiera que haya pasado un verano en mi ciudad habrá acabado convencido que en cualquier otro lugar del mundo seguro que se está mejor.
Pues bien, igual esa nefasta y horrible característica nos salva los muebles y al menos sirve para alimentar los Aires Acondicionados imprescindibles para sobrevivir en el decadente parque temático en que se ha convertido Barcelona.