Tampoco sabría qué hacer con 11 baños, quizás dedicar uno a laboratorio químico, ni con dos piscinas. En realidad yo no sabría qué hacer con casi nada, por eso no me quejo (solo un poco) de mi pensión.
Lo que peor me sabe de toda esta historia es que las personas que trabajan en el CERN, los médicos que se pasan media vida estudiando, los investigadores en biología molecular, y gente así no puedan comprarse un piso digno ni pagar un alquiler, eso sí que es una pena.
Si, ya se, “es el sistema”, pero eso no quita que no sea una pena.