A que no sabéis que iPhone duerme el sueño de los justos perfectamente apagado en mi mesilla de noche, si, ese que me regalaron cuando tuve que malvender el piso de mis padres para poder seguir pagando la residencia en la que estaba mi padre porque mi madre había muerto dos años antes?
Efectivamente, lo habéis adivinado: un flamante y prácticamente nuevo iPhone 6.
De esta simpática manera un aparato inmaculado, perfectamente operativo queda obsoleto e inútil por obra y gracia de los fabricantes de software: el cielo los confunda a todos y los condene a las penas eternas de averno en compañía de curas, políticos y banqueros. Amén.