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Once upon a time…….: Igual os quedáis sin Fotochismes mucho antes de lo que pensabais y de lo que pensaba incluso yo mismo.

Ya sabéis, porque lo he explicado muchas veces, que yo de joven fui audiófilo y me iba todo el rollo de la alta fidelidad de excepción (High-End) en lenguaje culto.

Cuando me quede sordo y me operaron de los oídos recuperé audición, pero no calidad, y me di de baja en ese mundillo. Estoy hablando de la época de principios de los 90’s. Quizás esa fue la principal causa de que dedicara mucho más interés y dinerito a la fotografía, y hasta hoy.

Lo que quizás no sabéis es que yo, de mucho más jovencito aún, tenía otro hobby. En modelismo ferroviario, vamos, los trenes eléctricos en miniatura.

Empecé muy pronto. Mi padre trabajaba en la empresa química UNICOLOR (que agrupaba a la Bayer y a la BASF), ambas empresas químicas de matriz alemana. Tuve mi primera locomotora Märklin a los tres años. Los compañeros alemanes de mi padre compraban el material allí y se lo enviaban a Barcelona. Era de estala HO (1:87 con ancho de vía de 16,5 mm) y primero solo fue un ovalo con una locomotora y tres vagones.

Esta fue mi primera locomotora: la tuve a los 3 años en 1957: era de escala HO

Con el tiempo y los años fuimos ampliando material con bastantes vía y desvíos, locomotoras y vagones, y llegué a tener 4 locomotoras y vagones de pasajeros y de carga. También un semáforo y la instalación eléctrica de postes y catenaria.

Nunca tuve maqueta. Tenía que montar el tren cada vez, improvisando un recorrido por el suelo, jugando un rato, a veces unos días, y desmontándolo después para guardarlo todo en sus cajas. Era un verdadero coñazo. No sé cuándo fue la última vez que lo monté. Sería (supongo) un adolescente y empezaba a sentir interés por “otras cosas”. La verdad es que todo quedó almacenado en cajas y allí quedó, y quedó y quedó, pero no lo tiré. Y así pasaron no menos de 50 años.

Hace poco, cuando monté el despacho desde el que os torturo cada día, se me ocurrió poner una pequeña estantería y dedicar un estante a baúl de los recuerdos fotográficos y otro a baúl de los recuerdos ferroviarios.

- el baúl de los recuerdos: justo detrás de mi -

– el baúl de los recuerdos: justo detrás de mi –

Igual recordáis el lacrimógeno recuerdo póstumo que dediqué a mi Hassel 501 CM que por exceso de celo mío murió disuelta por sus propios efluvios corrosivos. Lo veréis al final de esta nota que pretendía ser breve y al final no lo ha sido tanto.

En la estantería segunda monté una especie de escena con algunas vías, locomotoras y vagones del equipo Märklin que llegué a tener. Fue y es solo un recuerdo nostálgico de hace más de 50 años.

Once Upon a Time:

Pues bien, aconteció, o ha acontecido que mi vecino del ático es un profesional del modelismo ferroviario, miembro de no se cuantas asociaciones y activista implicado en el tema hasta las trancas desde hace no menos de 50 años. Es de mi edad.

Pues bien, a base de hablar y hablar, me he invitado a ver algunas instalaciones y aquella afición totalmente enterrada y congelada bajo toneladas de polvo, está empezando a resurgir en mi.

En mis tiempos todo el control era totalmente analógico. La máquina tenía un motor y en las vías había tensión. La locomotora corría más o menos según el voltaje suministrado. Había sistemas en Corriente Continua (todos) y en Corriente Alterna (el Märkling). Había vías con y sin carril central.

Ya hace muchísimos años que esos sistemas han cambiado. Ahora casi todo es digital y cada vez más digital. Como pasa siempre todo es mucho (no, mucho no, muchísimo más complicado) pero en contrapartida mucho más potente.

Yo tenía mucha curiosidad ¿científica? por saber cómo iba el sistema digital y hace unos días mi vecino se plantó en mi casa con unas cuantas vías, un par de locomotoras, y una centralita de control digital. Todo en escala N (1:160), que es la pequeña, la que cabe casi en cualquier sitio.

Lo primero que hicimos fue conectar un polímetro a la vía y vi con horror que la tensión entre las vías era cero.

Después conecté un osciloscopio muy sencillo que aún conservaba de cuando era joven, y “se me hizo la luz”.

Es verdad que la tensión entre vías era cero, pero eso solo es porque la media es cero. La vía, incluso cuando no hay trenes, mantiene un tren de impulsos que va de +18V a -18V, y en ese tren de impulsos va la información que la central digital envía a las locomotoras.

Cada locomotora incluye un decodificador que es el que interpreta las órdenes que le envía la central de control, y ejecuta las órdenes correspondientes con toda una serie de parámetros que se pueden configurar.

Referente a las locomotoras hay órdenes de marcha, de iluminación y de sonido.

  • De marcha:

Un tren no arranca de golpe, ni tampoco se para de golpe, como en las maquetas de antes. Ahora se puede definir la inercia y las curvas de parada y arranque, el ritmo de marcha lente y muchos otros parámetros.

  • De iluminación:

Cuando la locomotora va en un sentido las luces de delante se iluminan en blanco y las de atrás en rojo. Si cambia de sentido la iluminación también cambia. Las luces se pueden encender y/apagar a gusto, incluso si el tren está parado. Hay luces de faros, de cabina, de ambiente, de interior, etc…. Incluso en los vagones.

  • De sonido:

Arranques, paros, frenos, compresores, puertas, bocina, pito del jefe de estación, incluso traqueteo de las vías.

Todo eso se puede controlar individualmente para cada locomotora o vagones todos situados en la misma vía, sin cortes, ni secciones ni nada de lo que yo conocí hace infinitos años.

Lo mismo pasa con los desvíos, cruces, semáforos y demás señalizaciones. Todos tienen su correspondiente decodificador y actúan en consecuencia.

La verdad es que el tema me ha fascinado y aquella vieja afición está despertando en mí con una fuerza que ni siquiera yo podía imaginarme.

Aunque solo sea por curiosidad estoy decidido a montarme una pequeña maqueta, sin decoración, solo vías y el balasto, y plana, solo para recordar viejos tiempos y aprender y entender cómo van ahora todos estos sistemas digitales, que en el extremo de automatización se controlan desde un ordenador. Hay que verlo para creerlo.

¿Problema?: el de siempre – “porca miseria”

El modelismo ferroviario es una afición cara. La fotografía es una afición cara. La Pensión es la que es y no da para las dos cosas.

Por ahora, lo único que he comprado y aún no tengo es mi primera locomotora. Es de los ferrocarriles alemanes de lo que los técnicos llaman época V: 1991-2005 Es diesel porque el sonido en una diesel es mucho más espectacular.

Locomotora diesel BR 232 DB AG EpV: escala N

¿Qué pasará?:

  • ¿Me veréis en un “top-manta” delante de casa vendiendo todo mi material fotográfico? ¿Quién lo sabe?
  • ¿Abandonaré a la francesa (de improviso y sin avisar) mis crónicas diarias en Fotochismes para siempre jamás? ¿Quién sabe?
  • ¿Saciada la curiosidad científica digital se me pasará esta tontería nostálgica y volveré o mantendré las cosas tal y como están ahora? ¿Quién sabe?

Sea como sea, mi única tranquilidad moral es que si Fotochismes se pierde como lágrimas en la lluvia, la verdad es que no se habrá perdido nada.

Historia para no dormir:

Así ha acabado mi equipo Hassel clásico: relatos de terror – historias para no dormir

adolfo

6 comentarios

  1. ¡Ánimo con las aficiones!

    No son tan excluyentes, porque ahora que RENFE está irreconocible, seguro que encuentra locomotoras de segunda mano a buen precio. Las maquetas, con una lente macro, son muy fotogénicas.

    Además, llega el invierno, malas fechas para andar por los montes.

    ¿Se necesita tener cámara para opinar de fotografía? Los políticos opinan de honradez, y ya ves.

  2. Hubo un tiempo que me dio por las maquetas. Descubrí que aliexpress ofrece de todo, las farolas que se iluminan, una bolsa entera por 10€ me hizo tilín.
    Varias veces 😉

    Un saludo

  3. Saludos.
    No deberías preocuparte («dudas existenciales…»).
    Ambas aficiones son 100% compatibles. Con el macro también se hacen cosas interesantes.
    A mi, ultimamente me ha dado por la electrónica (me monté un mini taller en el cortijo). …y, no pasa nada.

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