Eso, no temáis, el objetivo sale bastante bien parado del envite y a diafragmas pelín cerrados es excelente. Nadie compra un 20 mm, para hacer retratos con un bokeh suave y cremoso, ¿no? Entonces, ¿para qué comprar un F1,8? Ese es otro tema, pero de ese hablaremos mañana, o pasado.
Si, hoy también es el día del «mosqueo» de José el carpintero, pero de eso también hablaremos otro día.
Lo cierto y verdad es que mucho más importante que el resultado que ha obtenido este cristalito es la indiscutible confirmación de que Germán a su edad (que es la mía y por eso lo digo) está como un toro.
La prueba la ha hecho con una Nikon Z9 y, oh sorpresa, ha podido moverla. Y yo que pensaba que las cámaras Pro eran solo para jovenzuelos atletas olímpicos licenciados en halterofilia. Jo, que cosas. Enhorabuena Germán.
A Platón no le gusta ru pregunta Adolfo, jaja.
A Platon Antoniou, el fotógrafo.
Al otro está dificil preguntarle en el cajón.