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Lápiz milagroso
La Física Cuántica es el aparato teórico más potente que ha creado la humanidad para describir el mundo físico. El anterior aparato se llama Teoría de la Relatividad y se debió a la inspiración de una sola persona. La Teoría de la Relatividad no se entiende con la Física Cuántica, aún. Eso no quiere decir más que hay cosas que aún no sabemos y que hay que investigar más.
En lo que si le doy toda la razón a Don.Alberto es que el tiempo es relativo, absolutamente relativo. Cuando lo estás pasando bien el tiempo discurre deprisa, muy deprisa. Cuando lo estás pasando mal el tiempo discurre lentamente, muy lentamente. Yo, (nosotros) como ya sabéis estamos experimentado esta fase relativista.
Acorde con el titular que he puesto se me ha ocurrido una nueva medida del tiempo. Se trata del “lápiz”, concretamente el lápiz de Terrosa 20 µg que es el medicamento milagroso que ha de devolver los huesos de mi mujer a una densidad que le permita hacer una vida “prácticamente” normal. A saber qué significado tiene eso de prácticamente normal. Igual se parece más a eso de las licencias perpetuas del software.
Un lápiz de Terrosa equivale a 28 días, que son las dosis de medicina milagrosa que lleva precargadas la pluma en cuestión. Es como un lápiz de insulina que se pincha con una aguja desechable y finísima que apenas se nota.
El calendario de adviento que tenemos colgado en la puerta de la cocina dictado por los que saben de estas cosas es así.
- 1 lápiz: nada de nada
- 3 lápices: inicio de una tímida mejora
- 6 lápices: primeros escarceos en la calle, eso si, con una escolta en plan cinturón de seguridad de Seguridad de aguerridos Mossos d’Esquadra para que no la toque nadie.
- 13 lápices (1 año): recuperación del 80% de las prestaciones compatibles con su sexo y edad. Vida en una “nueva normalidad”
- 26 lápices (2 años): vida prácticamente normal, eso sí, con muchísimas precauciones.
- 3 años siguientes: una inyección al año de otro producto milagroso para que la cosa no decaiga.
Divertido, ¿verdad? Llevamos 23 dosis del primer lápiz y a mí se me ha hecho un mundo. Valore, calcule, estime el agudo lector en qué estado acabaré (acabaremos) el periodo completo.
El médico jefe del Servicio de Reumatología del equipo donde trabaja el médico que “metió la pata” me llamó para disculparse y ponerse a nuestra disposición para cualquier cosa en la que pudieran ayudar. Me dijo que era un error imperdonable y que no había pasado nunca antes. También me dijo que el médico que metió la pata está tan hundido que no se atreve ni a ponerse en contacto con nosotros.
Fue loable por su parte atribuirse una responsabilidad que no tenía y ofrecernos sus disculpas y solidaridad. Fue una conversación larga y civilizada que duró más o menos una hora. Le dije que jamás perdonaría al médico culpable porque nos había arruinado la vida y seguramente los pocos años buenos que aún nos quedaban por delante. Pero que tampoco le deseaba ningún mal ni lo iba a esperar en una esquina oscura con una navaja en la mano. Son cosas que pasan, no deberían pasar, pero pasan, y esta vez nos ha tocado a nosotros.
Dentro de lo que cabe mi mujer está bien. Ya no toma ningún tipo de analgésico y no hay dolor. Eso sí, se pasa todo el día sentada en una mecedora con el corsé puesto y la espalda bien recta. No hace nada en casa porque no puede hacer nada, ni siquiera ir al váter sin ayuda. Le pongo el corsé en la cama al levantarse y se lo quito al acostarse. A eso ha quedado reducida su vida, por ahora. Todo lo demás, absolutamente todo, lo tengo que hacer yo y estoy bastante hundido, por decirlo en forma suave.
Un detalle. En noviembre, cuando aún estábamos en Benasque, Germán compró en mi nombre un calidad Fuji GF 120mmF4 R LM OIS WR que probó y publicó aquí Ftc 29-11-2024. A primeros de diciembre las cosas se habían torcido y bajamos precipitadamente a Barcelona. A mitad de diciembre operaron a mi mujer, y ahora estamos así. El objetivo sigue en casa de German en su bolsita y allí seguirá hasta que las cosas cambien.
Mi mujer lo lleva bastante bien. Se conforma con lo que hay y su paciencia y estoicismo dejaría en ridículo al mismísimo Santo Job. Yo no, a mi me hierve la sangre. Pensar que en estos momentos estaríamos pisando nieve y andando con raquetas por nuestras queridas montañas me descoloca, me saca de quicio y me llena de amargura. Sé que es la peor actitud para afrontar lo que nos ha caído encima, pero no lo puedo evitar. Seguramente seré demasiado egoísta.
Curiosamente el Blog me ayuda, me paso aquí muchas horas y al menos me distraigo un poco. Sé que es solo un paliativo y cuando miro por la ventana y veo un cielo limpio y azul la sangre me vuelve a hervir.
Así discurren mis días, desojando el calendario de adviento. Hay día que no tengo ganas de levantarme por temor a afrontar el día, o que tengo ganas de acostarme bien pronto para olvidarme de todo. Y eso son los mejores. Otros son bastante peores.
Y ya está. No sé que más contaros.
Gracias a todos por estar ahí.
Adolfo, 10 de febrero del 2025
Mucho ánimo, mucha paciencia, poca prisa.
Cuando yo no puedo salir de casa, practico bodegones. Ni uno solo ha llegado al aceptable, lógico. Pero eso es culpa mía.
Un saludo.
Ánimo Adolfo, con el tiempo van a ir mejorando las cosas.
Lo importante es que estás con tu señora en este trago amargo.
Saludos